Colombia padeció su Terrorismo de Estado
Conocimos el macabro ‘Plan Cóndor’, orquestado en la década del ‘70 por las dictaduras militares del Cono Sur americano; léase Bolivia, Paraguay, Chile, Brasil, Uruguay, Argentina; ninguna de las cuales fue ajena a la dirección ideológica de aquella auténtica “maquinaria de la muerte” llamada Pentágono, que mediante la pérfida ‘Escuela de las Américas’ educó a sus oficialidades para que se mancharan con sangre de sus coterráneos. Colombia por su parte exhibió al mundo su terrorismo de Estado con perfil distinto a los ‘Escuadrones de la Muerte’ brasileños; al Río Mapocho y al Estadio Nacional, de Santiago de Chile; a los ‘Centros Clandestinos de Detención’ (CCD) argentinos: allí flotaban los cadáveres por el Río Magdalena, el más grande de Colombia después de recibir al Río Cauca y eran calcinados cadáveres de desaparecidos en los hornos crematorios del Norte del Departamento Santander. De estas abominaciones he hecho, a mi manera, denuncias en aquel texto que les mencioné, varias Notas atrás: POSTERGADA PAZ COLOMBIANA y, más allá de aquellas letras poéticas, creí de interés ampliar su información.
La periodista, investigadora y docente colombiana de la Univ. de Antioquia, Patricia NIETO (Foto 1), indagó a aquellos familiares de quienes fueron “escogidos” (Foto 2) por los paramilitares (llamados sicarios allá) para terminar como cuerpos NN tanto en el cementerio de Puerto Berrío como en sus aguas sobre el Río Magdalena: cadáveres que “...se enganchan en las redes de los pescadores...” y lápidas anónimas a las que pobladores de aquel Municipio costero antioqueño quisieron “bautizar” con nombre imaginario y adoptarlas como almas “protectoras” de sus existencias terrenales. Éste es el contenido de su libro ‘Los Escogidos’, que yo encontré en la única librería literaria, en ese momento, de Sta. Marta, cabecera del Departamento Magdalena, en la Misión Cultural 2016.
Por su parte, el periodista bogotano Javier OSUNA investigó la macabra práctica terrorista estatal de secuestrar, desaparecer, asesinar y calcinar cadáveres en hornos especialmente construidos para convertir en cenizas a los ciudadanos, cuyos familiares jamás encontraron información ni explicación de lo acontecido. Su labor lo condujo a entrevistar madres, tías, amistades y aun al sicario, encarcelado, que erigió aquellas instalaciones de la eliminación de todo resto mortal de las víctimas. Por supuesto que todo ello le costó el incendio intencional de su departamento en Bogotá, aunque afortunadamente salvó su vida. Con toda precisión, OSUNA denuncia en su libro ‘Me Hablarás del Fuego’ (Foto 3), que también hallé en la citada librería samaria (gentilicio de Sta. Marta), la complicidad de funcionarios judiciales, policiales y hasta oficiales del Ejército convencional.
Califiqué de “Acuerdo de la Esperanza” a aquel pacto alcanzado entre la guerrilla y el Presidente, sometido a plebiscito en toda Colombia en octubre de 2016.
Medellín, junio 2019
Archivo sonoro: https://youtu.be/iBgIUtxkV50?si=BLRNq9t3Iu4Rf0zS
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