Había anticipado, en la Nota anterior sobre el expansionismo territorial portugués en América, que citaría un caso más de refundación jesuita debida al flagelo violento de incursiones paulistas, apoyadas por Originarios TUPÍ: conocí en la Misión Cultural 2012 (Foto 1: P. Nazar, 2012) las ruinas de la reducción San Cosme y San Damián (es una sola, con denominación de dos Santos), sobre la margen derecha del Rio Paraná, pocos kilómetros aguas arriba de la actual Represa Binacional de Yaciretá; trasladada desde Oriente y refundada en su ubicación actual por el flagelo TUPÍ-Paulista. En ella, el Padre Jesuita Buenaventura SUÁREZ montó el primer observatorio astronómico del Nvo. Mundo, siendo él el primer Astrónomo: con rudimentarios lentes, fabricados artesanalmente de piedras de cuarzo ribereñas, pulidas, montadas dentro de cañas bambú (que son naturalmente huecas), predijo a comienzos del siglo XVII los episodios astrales de los doscientos años venideros; publicados sus registros prospectivos en cinco copias manuscritas.
Las devastaciones paulistas operaban con doble propósito: desalojar a sangre y fuego tierras, que quedaban a merced del imperio lusitano y esclavizar la población de las misiones jesuitas, conduciéndola al mejor estilo cruento: a pie y encadenada por el cuello, para ponerla al servicio de los ‘fazendeiros’ (hacendados). Las bajas por el trato infrahumano quedaban en el camino. Nos recuerda, este método salvaje, al empleado por sus “competidores”, en barbarie sanguinaria, hispanos, cuando desterraron por la fuerza a la Población Originaria QUILMES, de la etnia DIAGUITA, actual Prov. de Tucumán, Noroeste Argentino, conduciéndola a pie dos mil kilómetros hasta el Sur de la Ciudad de Buenos Aires, actual localidad homónima del Gran Bs. As.: más conocida por la industria cervecera que por aquel olvidado Pueblo desnaturalizado y diezmado. La antigua Ciudad Originaria QUILMES, ubicada entre las localidades actuales de Amaicha del Valle (del Río Calchaquí), Prov. de Tucumán y Cafayate, Prov. de Salta, todas en el Noroeste Argentino, ha sido excavada y restaurada en un 30 %, estando su administración turística a cargo de Originarios QUILMES contemporáneos. En mis relevamientos arqueológicos, de nivel idóneo, he sabido que casi todas, por no decir todas, las ciudades Originarias del Continente, están rescatadas a un tercio de su otrora esplendorosa totalidad.
Las exhumaciones arqueológicas son altamente costosas y generalmente están a cargo de universidades; que, teniendo recortado presupuesto aun para docencia, más limitado lo tienen para investigación. La majestuosa ciudadela de Machu Pichu (Foto 2: P. Nazar, 1971, Quinto Campamento de la Era Mochilera 1967-1973) fue restaurada por un equipo arqueológico de la Universidad yanqui de Yale, conducido por el Arqueólogo Hiram BINGHAM a comienzos de s. XX y así fueron las piezas que, sin eufemismos, se “robaron”.
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