En coincidencia con las Notas anteriores sobre la historia centroamericana, encontré un libro de Julio CORTÁZAR, titulado ‘Nicaragua, Tan Violentamente Dulce’ (Foto: Pacho Nazar): se trata de una serie de pequeñas crónicas de sus visitas a ese país en el primer lustro después de la Revolución Sandinista de 1979. Dichas visitas tenían el propósito de apoyar la tarea revolucionaria desde un aporte intelectual. Éste es un caso más de la tendencia netamente parcial que dan los medios masivos de prensa sobre cualquier hecho mundial, al que quieren exhibir a la opinión pública según los intereses dominantes a los que responden y de quienes dependen. Nos han llenado la cabeza, en aquellos años post revolucionarios a 1979, con aquellos “contras nicaragüenses”, omitiendo toda mención a esfuerzos como el de los intelectuales o el de simpatizantes simples de la causa revolucionaria, como ya citaremos.
Y nuestro escritor nos ratifica la unidad geo-política-histórica de todas las actuales repúblicas que, bajo dominio colonial, los españoles habían agrupado en la Capitanía Gral. de Guatemala. Un párrafo de aquella obra expresa:
“...cada paso adelante de la revolución nicaragüense o cada paso atrás de la política costarricense son sentidos globalmente en América Central, ...”
¡Y cómo ha sido la desviación tendenciosa de la información imperialista que casi CUARENTA AÑOS después yo me entero y tal vez las/os oyentes y lectoras/es también, que una veintena de estadounidenses conscientes de la trascendencia del triunfo sandinista, la poeta salvadoreña Claribel ALEGRÍA, su esposo y Julio CORTÁZAR, estuvieron haciendo una vigilia de resistencia pacífica, en la frontera nicaraguo-hondureña, contra las acechanzas y barbaries de los mercenarios “contras” acantonados en Honduras, financiados por el Pentágono! El paraje de aquella proeza popular fue Bismuna: un antiguo territorio Originario MISQUITA, hostigado hasta su destierro por los adalides de la “libertad” imperialista. Habían transcurrido casi cuatro años desde la toma del poder revolucionario y allí se encontraba CORTÁZAR en una de sus misiones de colaboración solidaria. Las/os yanquis habían aterrizado en la Capital Managua para una “vigilia de paz”. El par intelectual salvadoreño y nuestro escritor, decidieron acompañarla contra toda recomendación oficial de sensatez y cordura. En su crónica expresó, sin necesidad que aclaremos quién era llamado metafóricamente de una y de otra forma:
“Una vez más el pequeño DAVID se erguía ante el monumental GOLIAT...”
Y nos anticipa datos alternativos del líder insurgente Agustín Farabundo MARTÍ RODRÍGUEZ.
Comentarios
Publicar un comentario