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 Tras las tres últimas Notas sobre las transgresiones institucionales, las violencias inauditas de la más ‘lesa humanidad’ y las usurpaciones territoriales consecuentes, por parte del imperio portugués en la era colonial, retornamos a Centroamérica, para revisar desde ángulo alternativo, como es eje metodológico de mis Misiones Culturales, la trayectoria del escritor nicaragüense Rubén DARÍO.

Lo evocó Julio CORTÁZAR en su libro ‘Nicaragua, Tan Violentamente Dulce’, del que yo había hecho referencias en anteriores Notas. El argentino/francés rememora versos de un célebre poema del nicaragüense en su no menos consagrada obra ‘Azul’, en los que este último describe metafóricamente el Océano Pacífico, que está divisando. Aquel divisadero agreste del siglo XIX se había transformado, antes de la Revolución de 1979, en un antro de libertinaje somocista-imperialista yanqui y, después de ella, en la Nicaragua de 1982, que recorrió CORTÁZAR, en un centro vacacional y recreativo para el pueblo liberado. En el ‘status’ de este último lo realza CORTÁZAR y menciona su ubicación cerca de León, Capital del Departamento homónimo, donde DARÍO fue criado por parientes y donde se educó; habiendo nacido en la ex Metapa, hoy Ciudad Darío, Depto. Matagalpa, limítrofe con el primero, en Nicaragua. Yo visité en la Misión 2019 la casa de crianza de DARÍO (Foto 1: P. Nazar, con temporizador), el establecimiento escolar de sus estudios primarios, una plaza céntrica de León y rambla, en que se yergue un monumento de cuerpo entero, de pie, unas cuatro veces el tamaño natural humano (Foto 2: ídem).         Yendo a la historia alternativa o ‘No Oficial’, encontramos para los patagónicos y más precisamente para los patagónicos de Newken, el cruce de vidas, la amistad y la condición de colegas, de R. DARÍO y Eduardo TALERO: este jurisconsulto bogotano, totalmente desconocido en su país, prematuro profesional siendo menor de edad, ‘liberal’ del Liberalismo anti-Conservador del s. XIX, condenado a pena de muerte por su oposición sistemática al régimen, se desterró luego que su madre, hermana de Rafael NÚÑEZ, líder Conservador colombiano de la época, lograra conmutar su pena capital. En su exilio, divagó por Centroamérica, donde abrazó la Masonería y conoció a DARÍO. Su deambular tocó tierra en el Pacífico Austral, de donde pasó al entonces Territorio Nacional del Newken, para vincularse, a principios del s. XX, con escritores porteños y con el primer Gobernador territoriano con asiento en la trasladada Capital desde Chos Malal: Carlos BOUQUET ROLDÁN. Su relación con el nicaragüense continuó, al punto que llegaba correspondencia postal a su domicilio en las afueras de la Ciudad de Newken: a la hoy emblemática ‘Torre de TALERO’ (Foto 3: pag. de internet). En ocasión de la Feria del Libro de esa Ciudad, edición 2019, en este edificio histórico, nieta y bisnieta del colombiano, difundieron su filiación masónica formal y fueron espectadoras de una representación teatral, en la que él, su antepasado, recibía carta de R. DARÍO.

Bogotá, julio 2019





Archivo sonoro: https://youtu.be/MU_qVKpwmqc?si=_NZs9wiEEVoOO1Gt

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